Eran finales de los años 90s y Tom tenia alrededor de 10 años, oh si! él la recuerda como su edad dorada, en la cual no tenía mayor preocupación que el no perder su serie animada favorita de las 10 de la mañana.
Tom esperaba con ansias el inicio de sus vacaciones de verano, sabía que su próximo destino iba a oler a mar, brisa fresca y que al volver contaría a sus amigos las anécdotas del viaje.
Aquellos días en que al despertar era atraído por el olor fuerte y ácido del tradicional café de pasar, los gallos cantando y el agitado movimiento de una casa de familiares que apenas veía un par de veces cada año. Sus caminatas a la playa, las aventuras con su prima preferida, y sus expediciones en los alrededores en los cuales siempre encontraba algo de interés, desde un trozo de madera, una piedra o arcilla moldeable… eran finales de los años 90s y Tom tenía 10 años.
Luego de más de una década, Tom cuenta lo inolvidable de esos días con suspiros que entrecortan su relato, expresando el agrado de esos recuerdos y los contrasta con su agitada vida…Una mirada perdida y profunda mientras captura con su cámara su lugar preferido de la infancia, lo hace despertar y nota que su lugar preferido ha cambiado, ya no luce igual….
Eran finales de los años 90s, y Tom simplemente era Tom…
